EL
LIDERAZGO EN ORGANIZACIONES NO EDUCATIVAS[1]
La
implantación de nuevas, eficaces y modernas formas de liderazgo en la cultura
de las organizaciones, tanto productoras de bienes, como educativas, resulta
difícil, plantea muchas dificultades y, como consecuencia, no puede decirse que
se hayan extendido mucho en nuestro país y, a riesgo de equivocarme, en todo el
mundo. Es más, la crítica situación económica de los últimos tiempos parece
provocar una regresión hacia sistemas de liderazgo más propios de otras épocas.
En todo caso, no se conocen estudios serios con la suficiente amplitud que
puedan explicar los tipos de liderazgo asumidos por las organizaciones en todo
el mundo.
No obstante, aunque de manera insuficiente, la
investigación no ha dejado de crecer, fundamentalmente en el mundo de las
organizaciones productivas y más concretamente en las industriales, con una
gran fecundidad en USA que, de alguna manera, se ha trasladado en todo o en
parte al ámbito de las organizaciones de servicios, especialmente a los
terrenos sanitario, educacional y
social.
En todo caso, conviene señalar que el “nicho”
directivo de la mujer, aunque ha avanzado, aún está relegado a un segundo término
como
consecuencia de roles sexistas de poder, prejuicios históricos en las
relaciones de género y otras circunstancias, cuya reversión requiere de mayor
participación y control de recursos por parte de las mujeres (Barberá, Ramos y
Candela, 2011[2];
Barberá y Ramos, 2004[3]).