En cuatro
artículos anteriores se han tratado y fundamentado cuatro importantes aspectos
que relacionan el ámbito familiar con el éxito escolar del alumnado en las
materias académicas que más usualmente se utilizan como referencia,
Matemáticas, Lectura y Conocimiento Científico.
Hay que decir que
está bien evaluar estos tres ámbitos de conocimiento, pero, a la vez, conviene
advertir que esta reducción deja al margen importantes áreas de la formación de
los estudiantes como son: las competencias artísticas, el ejercicio de la
convivencia, el juicio moral, la responsabilidad en el uso de las libertades,
el aprendizaje y práctica de los deberes y derechos democráticos, etc. Por
ello debemos considerar que lo que suele evaluarse y dar a conocer es solo una
de las patas en que se asienta la formación de las personas en edad escolar y
ello tiene que ver con la emergente deriva economicista e individualista que se
está imponiendo, al menos, en las sociedades llamadas desarrolladas, pero
también en otras.
Pasando ya
directamente al propósito del artículo diremos que, el nivel formativo de los
padres, su nivel socioeconómico, las expectativas que tienen sobre el
desarrollo de sus hijos y las posibilidades y procedimientos con que abordan las
tareas extraescolares, son determinantes, en buena medida, de los resultados
académicos de sus hijos y, además, estos aspectos están fuertemente interrelacionados entre sí, lo que produce un efecto reforzador añadido.
Ya sabemos que los
hijos de familias acomodadas no nacen más inteligentes que los demás, pero se
crían en un ambiente más favorable y con muchas más oportunidades para alcanzar
el éxito.
Así, las
expectativas de los padres y la forma de encarar la ayuda en tareas extraescolares
están determinadas, especialmente, por su nivel formativo, es decir, a mayor
formación, mayor comprensión del funcionamiento del sistema y de los procesos
de desarrollo de la infancia y adolescencia, circunstancias ambas que provocan
unas respuestas más adecuadas y ajustadas a los requerimientos del sistema y a
las necesidades de los infantes y adolescentes, que finalmente se traducen en
mejoras de los resultados.
Solo la
sensibilidad y el tesón de los padres que se encuentran en las categorías
económicas y formativas del cuartil inferior de la población, que a su vez pueden beneficiarse de políticas educativas y
sociales favorables implementadas por los poderes públicos, consiguen que sus
hijos asciendan en la escala social. Esta situación se ha dado en España en la
época democrática, por lo que el Sistema Educativo Español, en lo que se
refiere a la Educación Obligatoria, ha sido considerado por los informes PISA
como uno de los sistemas más equitativos de entre todos los países
participantes en esas evaluaciones. Por el contrario, las medidas adoptadas por
el actual Gobierno Español en materia educativa (reducción de financiación,
recortes de profesorado, exagerada selección de los estudiantes [reválidas],
etc.) abocan al sistema a una regresión hacia posiciones de hace 30 años que
casi todos creíamos superadas.
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