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lunes, 12 de mayo de 2014

EL MITO DE LA ORIENTACIÓN A RESULTADOS EN EDUCACIÓN OBLIGATORIA (I)



¿Qué se entiende por orientación a resultados? Es un paradigma basado en la extrapolación o exageración de la normal búsqueda de resultados en un sistema valiéndose de procedimientos inspirados en la empresa productiva como, exámenes periódicos muy frecuentes y externos, recompensas a directores y profesores según resultados del alumnado en los exámenes antedichos, así como otras prebendas para los centros como aumento del personal, también en función de resultados.
Aunque son los países anglosajones como EEUU, Reino Unido y Australia los que se llevan la palma a la hora de implementar este tipo de políticas de organización educativa, la emergencia del modelo económico neoliberal
en el mundo desarrollado está llevando a otros países a iniciar un camino parecido e incluir algunos elementos de los citados. Este es el caso de España cuya deriva se manifiesta, por poner un ejemplo, cuando en el primer borrador de la LOMCE que el ministro Wert hizo público, en el primer párrafo del preámbulo (postergado un poco más atrás en el texto definitivo), se decía: La educación es el motor que promueve la competitividad de la economía y las cotas de prosperidad de un país; su nivel educativo determina su capacidad de competir con éxito en la arena internacional y de afrontar los desafíos que se planteen en el futuro”. Estas palabras introductorias, junto a la eliminación de “Educación para la Ciudadanía” y las barreras selectivas que suponen las distintas reválidas, marcan el carácter mercantilista y neoliberal que decíamos antes.
Por el contrario, los modelos de orientación a valores básicos, basados en el cultivo y enriquecimiento de la personalidad del alumno en toda su amplitud, es decir, buscando resultados no solo en las áreas curriculares como Lengua, Matemáticas, Ciencias Naturales, etc., sino también y especialmente en los valores que los preparan para ser ciudadanos libres y responsables en el futuro, clásicos en la Europa continental, están perdiendo vigor en favor del modelo competitivo y economicista emergente.
Sin embargo ¿ha demostrado alguien que el modelo sesgado descaradamente a resultados consigue que el alumnado de un país consiga un mejor aprovechamiento que otros que ponen el acento en lo que ha venido siendo en muchos lugares orientación a valores básicos? Desde luego no hay respuestas contundentes. Casi siempre los defensores del modelo “resultados” muestran algunas investigaciones en que aparecen mejoras en el rendimiento del alumnado (generalmente en Lectura y Matemáticas), pero también podemos contar con numerosos estudios en que sistemas educativos con la orientación alternativa mejoran en su rendimiento en las mismas áreas curriculares. Es decir, planes de mejora de los centros, mantenidos durante algún tiempo, consiguen progresos en rendimiento en las mismas áreas curriculares con los dos modelos descritos.
En una segunda entrega veremos algunos datos que ejemplifican lo dicho anteriormente.




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