¿Qué se entiende por
orientación a resultados? Es un paradigma basado en la extrapolación o
exageración de la normal búsqueda de resultados en un sistema valiéndose de
procedimientos inspirados en la empresa productiva como, exámenes periódicos
muy frecuentes y externos, recompensas a directores y profesores según
resultados del alumnado en los exámenes antedichos, así como otras prebendas
para los centros como aumento del personal, también en función de resultados.
Aunque son los países anglosajones como EEUU, Reino Unido y Australia
los que se llevan la palma a la hora de implementar este tipo de políticas de
organización educativa, la emergencia del modelo económico neoliberal
en el
mundo desarrollado está llevando a otros países a iniciar un camino parecido e
incluir algunos elementos de los citados. Este es el caso de España cuya deriva se manifiesta, por poner
un ejemplo, cuando en el primer borrador de la LOMCE que el ministro Wert hizo
público, en el primer párrafo del preámbulo (postergado un poco más atrás en el
texto definitivo), se decía: La educación
es el motor que promueve la competitividad de la economía y las cotas de
prosperidad de un país; su nivel educativo determina su capacidad de competir
con éxito en la arena internacional y de afrontar los desafíos que se planteen
en el futuro”. Estas palabras introductorias, junto a la eliminación de “Educación
para la Ciudadanía” y las barreras selectivas que suponen las distintas reválidas,
marcan el carácter mercantilista y neoliberal que decíamos antes.
Por el contrario, los modelos de orientación
a valores básicos, basados en el cultivo y enriquecimiento de la
personalidad del alumno en toda su amplitud, es decir, buscando resultados no
solo en las áreas curriculares como Lengua, Matemáticas, Ciencias Naturales,
etc., sino también y especialmente en los valores que los preparan para ser
ciudadanos libres y responsables en el futuro, clásicos en la Europa
continental, están perdiendo vigor en favor del modelo competitivo y
economicista emergente.
Sin embargo ¿ha
demostrado alguien que el modelo sesgado descaradamente a resultados consigue que el alumnado de un país consiga un mejor
aprovechamiento que otros que ponen el acento en lo que ha venido siendo en
muchos lugares orientación a valores
básicos? Desde luego no hay respuestas contundentes. Casi siempre los
defensores del modelo “resultados” muestran algunas investigaciones en que
aparecen mejoras en el rendimiento del alumnado (generalmente en Lectura y
Matemáticas), pero también podemos contar con numerosos estudios en que sistemas
educativos con la orientación alternativa mejoran en su rendimiento en las
mismas áreas curriculares. Es decir, planes de mejora de los centros, mantenidos
durante algún tiempo, consiguen progresos en rendimiento en las mismas áreas
curriculares con los dos modelos descritos.
En una segunda
entrega veremos algunos datos que ejemplifican lo dicho anteriormente.
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