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miércoles, 11 de febrero de 2015

FACTORES DE CALIDAD EDUCATIVA: Influencia familiar en el éxito escolar (II)

El nivel socioeconómico

Como continuación del último artículo referido a la influencia del nivel formativo de los padres, abordamos el siguiente aspecto que es el nivel socioeconómico de la familia.
El nivel económico familiar “per se” no tiene fundamento alguno como causante de un mejor rendimiento escolar, pero dicho esto, se ha podido comprobar que una economía más desahogada suele ir acompañada de un nivel de estudios familiar más alto, de un ambiente social más culto y estimulante (relaciones familiares, facilidad de acceso a eventos culturales, etc.), de más recursos materiales (libros, computadoras, lugares de estudio apropiados, etc.), de recursos profesionales de apoyo cuando resulta necesario (profesores particulares), de asistencia a colegios privados donde los más desfavorecidos y necesitados son escasos o brillan por su ausencia, y podrían añadirse algunos más de similar importancia. Esto es así en España y en el resto del mundo, especialmente en los países con sistemas económicos más ultraliberales donde la desigualdad es más patente.
Naturalmente esto no obsta para que familias con menor nivel económico consigan con su esfuerzo y el de sus hijos, aprovechando las oportunidades que les da el actual sistema educativo español (habría que decir cada vez más reducidas en los últimos años), alcanzar cotas de éxito educativo, pero hay que decir que estadísticamente están en minoría y más cuando se trata de la población en riesgo de pobreza, que aumenta cada día.
En definitiva, los hijos de familias acomodadas no nacen más inteligentes que los demás, pero se crían en un ambiente más favorable y con muchas más oportunidades para alcanzar el éxito.
Aunque todo lo dicho parece de sentido común, conviene conocer el resultado de algunas de las numerosas investigaciones o estudios que lo atestiguan.
En 1965, a instancias del Gobierno Federal de los EEUU, se realizó un macroestudio que comprendía más de 800.000 alumnos de 6º y 8º grado de la Escuela Elemental de todo el país, relacionado con la “igualdad de oportunidades” en Educación Pública, que fue dirigido por Coleman[i] y realizado en poco más de un año, publicándose el correspondiente informe en 1966, del que podía extraerse entre otras conclusiones que los antecedentes económicos de las familia determinaban el rendimiento escolar.
El mencionado informe, novedoso para aquel tiempo, fue importante por el volumen de alumnado y familias examinado y viene siendo citado por muchos estudiosos del tema. Por ejemplo, recientemente en 2010, los también profesores americanos Borman y  Dowling[ii], utilizando los mismos datos que Coleman recogió 45 años antes, los sometieron a un tipo de análisis estadístico diferente, llegando a la conclusión de que la explicación de las diferencias de rendimiento estaba más en el tipo de escuela a la que asistían los alumnos que en los aspectos socioeconómicos individuales de cada familia. Esta conclusión no es contradictoria con la inicial de Coleman ya que las escuelas públicas, en EEUU especialmente, tienden a escolarizar al alumnado procedente de la población próxima, que según el barrio de que se trate tiene un determinado nivel económico. Más adelante podrá verse que trasladado a los informes PISA esta circunstancia queda igual o más clara. 
Otro autor norteamericano, Reardon (2011)[iii],  (profesor de la Universidad de Stanford, California) señala que en EEUU, entre 1980 y 2010, la diferencia entre las puntuaciones de estudiantes de familias situadas en el 10% superior de la distribución de la renta y los que están en el 10% inferior ha aumentado un 40% frente a los 20 años anteriores. El aumento de esta diferencia no se produce por la caída de las puntuaciones de los estudiantes de menor nivel socioeconómico, al contrario, en este grupo los estudiantes de nueve años tienen los conocimientos que sus padres tenían a los 11 años, es decir, han mejorado. De hecho sus estudios indican que mientras la relación entre el nivel de estudios de los padres y el rendimiento de los hijos, que era la variable más importante predictora del éxito escolar en los años ’60, se ha mantenido relativamente estable durante los últimos 50 años, la relación entre los ingresos familiares y el rendimiento de sus hijos en la escuela ha crecido considerablemente durante ese período igualando en importancia a la variable “nivel de estudios de los padres”.
Como viene señalando la literatura educativa desde hace muchos años, en PISA también se observa una clara relación entre puntuación y estatus socioeconómico para el conjunto de países que participan. España con un nivel socioeconómico inferior a la media aparece también con puntuaciones inferiores a la media, aunque esta relación es menos fuerte que en otros países, como consecuencia de un grado de equidad superior, hasta ahora.
 Un pormenorizado estudio de la OCDE (entidad organizadora de los informes PISA) correspondiente a los resultados del año 2009[iv] da cuenta de este efecto en el conjunto de países participantes.
Ya en lengua española, Villar(2013)[v], también refiriéndose al informe PISA 2012, señala la relación entre los resultados en Matemáticas con el esfuerzo y la productividad.
Por otro lado, Serrano (2012)[vi], analizando el factor ESCS (Índice de Estatus Económico, Social y Cultural [agrega estudios de los padres, nivel económico, social y cultural]), que según él, tiene buenos niveles de fiabilidad y una elevada correlación con otros factores determinantes del nivel socioeconómico de la familia, del informe PISA, afirma que  los factores de carácter socioeconómico afectan a la eficacia de los procesos y terminan por incidir sobre los resultados y viceversa, de manera recíproca, originando un consenso creciente en los países desarrollados en el sentido de que promover eficientemente la mejora de resultados de la educación constituye una excelente inversión
El Consejo Escolar del Estado en su informe de 2013[vii] referido al curso escolar 2011-12, señala literalmente que el nivel socioeconómico y cultural de las familias constituye uno de los factores de contexto que contribuye a explicar, de un modo sustantivo, el rendimiento académico de los alumnos de las enseñanzas no universitarias. El rango de la fuerza de la relación entre ambas variables se sitúa, aproximadamente, entre el diez y el veinte por ciento en los diferentes países desarrollados, dependiendo del país, y pudiendo variar en función de la naturaleza de las pruebas. No exponemos los detalles, pero estos pueden consultarse en el propio informe, cuya página web se cita al final.
El Ministerio de Educación español en la “Evaluación Generalde Diagnóstico de 2010”[viii] referida al segundo curso de Educación Secundaria Obligatoria, realizada con la participación de 870 centros, 29.154 alumnos, 4.488 profesores y 843 directores de toda España, llega a conclusiones parecidas a las del informe PISA anterior (2009) en lo que se refiere a la incidencia del factor socioeconómico en los resultados. En este caso el ESCS del informe PISA se sustituye por otro similar llamado ISEC, y es interesante de consultar porque contiene resultados pormenorizados de todas la Comunidades Autónomas
Un informe más, PIRLS – TIMSS 2011[ix], estudio internacional sobre Comprensión Lectora, Matemáticas y Ciencias llevado a cabo con alumnado de 4º de Educación Primaria (en España participaron 8.000 alumnos para Lectura y 4.000 para Matemáticas), insiste en lo ya repetido: el factor socioeconómico influye en los resultados académicos.
¡Cuánta demagogia se vierte culpando a las personas con escasa formación académica de la desgracia de estar desempleado o muy mal pagado! ¡Cuántas trabas pone la Autoridad Educativa actual para el mejor desarrollo escolar y profesional de los estudiantes!: copago en Escuelas Infantiles, reducción o eliminación de recursos de apoyo o de apoyos extraordinarios para los retrasados, reducción del importe de las becas generales cuando más se necesitan, reducción del importe asignado a los becarios “Erasmus” (¿así se favorece el aprendizaje de idiomas y la internacionalización?), reducción de los grados y aumento de los másteres que cuestan el doble, etc., etc.
Pero veamos si hay algún atisbo que permita vislumbrar alguna mejora para la formación de los actuales estudiantes de cara al futuro.
¿Cómo salvar el obstáculo socioeconómico que lastra los resultados académicos de la población con menor poder adquisitivo? Esta pregunta tiene difícil respuesta en el tiempo más inmediato, pero sí se sabe qué hacer para mejorar la situación en el medio y largo plazo. 
En primer lugar, ya hemos podido ver que las nuevas cohortes de estudiantes (tanto en EEUU como en Europa y España) superan en formación a sus padres, pues continuemos por ese camino. Y ¿cómo se ha conseguido eso?, principalmente invirtiendo más en infraestructuras y en recursos humanos así como en formación del profesorado.
En segundo lugar, dando oportunidad de escolarización temprana (1, 2, 3 años), gratuita y con refuerzo alimenticio a los hijos de las familias más desfavorecidas.
En tercer lugar, redistribuyendo la renta nacional de tal manera que se invierta la creciente desigualdad económica producida en los últimos 30 años, hacia una más justa retribución por el trabajo, o atención social suficiente en caso de desempleo, para que las familias dispongan en su hogar de las condiciones necesarias para que los hijos puedan estar debidamente cuidados, tanto en atención directa de los padres (jornadas racionales de trabajo) como en lo que se refiere a vivienda, servicios básicos de energía, agua, etc. y nutrición suficiente.
Podrían añadirse otros aspectos, pero hemos querido destacar los más esenciales.
En el próximo artículo hablaremos de cómo influyen las expectativas de los padres sobre el rendimiento escolar de sus hijos.



[i] Coleman, J. S., Campbell, J. S., Campbell, E. Q., Hobson, C. J., McPartland, J., Mood, A. M., Weinfeld, F. D. y R.L. York (1966), Equality of Educational Opportunity. Washington, D.C.: US Department of Health, Education, and Welfare. Office of Education (OE-38001 and supp.).

[ii]  Borman, G. y  Dowling (2010). Schools and Inequality: A Multilevel Analysis of Coleman’s Equality of Educational Opportunity Data. Teachers College Record Volume 112 Number 5, 2010, p. 1201-1246 ID Number: 15664, Date Accessed: 2/9/2015 2:40:41 PM. http://www.tcrecord.org/Content.asp?ContentId=15664

[iii] Reardon, S.F. (2011). The widening academic achievement gap between the rich and the poor: New evidence and possible explanations, en R. Murnane & G. Duncan (Eds.), Whither Opportunity? Rising Inequality and the Uncertain Life Chances of LowIncome Children. New York: Russell Sage Foundation Press. http://www.hks.harvard.edu/inequality/Seminar/Papers/Reardon11.pdf
[iv] OECD (2010), PISA 2009 Results: Overcoming Social Background. Equity in learning opportunities and outcomes, Volume II.
[v] Villar, A. (2013), Rendimiento, esfuerzo y productividad: Análisis de los resultados en matemáticas de los estudiantes españoles según PISA (2012), en INEE (Ed.), PISA 2012:Programa para la evaluación internacional de los alumnos. Informe español. Volumen II: Análisis secundario. Madrid. Autor. http://www.mecd.gob.es/dctm/inee/internacional/pisa2012/pisa2012lineavolumenii.pdf?documentId=0901e72b817ab56d
[vi] Serrano Martínez, L. (2012) “Resultados educativos y crecimiento económico en España” en Educación y desarrollo. PISA 2009 y el sistema educativo español. Fundación BBVA. Antonio Villar (coord.). Bilbao.
[vii] Consejo Escolar del Estado. Informe 2013 sobre el estado del sistema educativo. MECD. https://sede.educacion.gob.es/publiventa/detalle.action?cod=16100
[viii] Evaluación General de Diagnóstico 2010 . Educación Secundaria Obligatoria (Segundo Curso). Informe de Resultados.  Instituto de Evaluación. MEC. 2011. www.institutodeevaluacion.educacion.es.
[ix] PIRLS - TIMSS 2011 (2012). Estudio Internacional de progreso en comprensión lectora, matemáticas y ciencias. Volumen I: Informe Español. MECD. Instituto Nacional de Evaluación Educativa. www.mecd.gob.es/inee

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