Este es el capítulo escrito por Juan Antonio Angulo Sainz, autor de este blog, publicado el pasado mes de octubre por la Editorial Pirámide en el libro "Empleo, personas y organizaciones", cuyo coordinador es Raúl de Diego Vallejo, anunciado en la parte derecha de la portada del blog,
Intenta responder a distintos interrogantes como "cambio para qué y hacia donde" ,"quién tiene que cambiar", "cuánto cuesta el cambio en tiempo, esfuerzo y recursos", fundamentado con referencias a la investigación actual sobre el tema.
Veamos algunos párrafos extraídos de la "Introducción":
... cuando hablamos de cambios estamos mencionando intereses
personales, grupales y políticos (entendiendo los económicos dentro de los
políticos), unas veces concurrentes y otras antagónicos, que anuncian
conflictos y evidencian la ardua tarea de estos procesos.
... alcanzar un consenso respecto a los cambios a realizar y el
sentido que han de tener es tarea harto difícil; así lo demuestra la realidad.
Como ya se dijo anteriormente, el conflicto es parte inherente al intento y al
proceso de cambio y es evidente que la fortaleza de las partes es desigual y determina procesos y
resultados.
... las leyes no cambian la realidad educativa en el corto
plazo, pero en el medio y largo van marcando tendencias que, no olvidemos,
pueden ser regresivas. De aquí la importancia de la participación en la toma de
decisiones referidas a estos ámbitos con el fin de que la interpretación de la
voluntad ciudadana en general, y de los componentes de la comunidad educativa
en particular, se adecue lo más posible a la realidad.
Y un apunte más tomado del apartado "Recapitulación":
Hay
una gran diversidad de opiniones de los expertos
respecto al papel de “la escuela”, que pueden sintetizarse en:
a)
los
que proponen una acomodación de la escuela a las necesidades del mercado puro y
duro;
b)
los
que proponen ajustarse a las necesidades productivas, aunque manteniendo el
compromiso con una formación humanística complementaria;
c)
los
que se manifiestan por que la escuela sea principalmente una institución de
formación humana, ajustándose complementariamente a las necesidades productivas.
En
esta tesitura, cobra importancia el sentido del cambio, su relación con la formación de ciudadanos, no de súbditos (frase hartamente vieja, pero profunda,
que cobra vigor cada día como idea generatriz del camino que deberían seguir
las reformas en educación), y con la obligación de dar respuesta también a las
necesidades de la ciudadanía, de la sociedad, entre las que quedaría
comprendida la preparación para el trabajo. Desde esta perspectiva nos
inclinamos por considerar la escuela según la opción c) del párrafo anterior.
Y para acabar este artículo, decir que, sin copiar el texto del libro citado, iremos lanzando las ideas fuerza expresadas en él, en futuras entregas.
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