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lunes, 28 de noviembre de 2016

CLIMA LABORAL DEL PROFESORADO (II)

CLIMA LABORAL DEL PROFESORADO Y RENDIMIENTO DE LOS ALUMNOS
En el artículo anterior pudimos apreciar, a juzgar por la opinión de diferentes expertos, cierta liquidez e inconsistencia del “constructo” clima laboral. A pesar de ello queremos proceder a presentar, con todas las cautelas del mundo, los resultados de varias investigaciones que relacionan clima con rendimiento del alumnado, aunque no se haya podido demostrar claramente una relación de causalidad entre ambas variables.
Insistimos nuevamente en que existe la tendencia generalizada de considerar rendimiento a los resultados de exámenes escritos en áreas o materias que permiten cuantificar los resultados con facilidad (Matemáticas, Ciencias Naturales, Lengua, etc.), olvidando aquellos otros aspectos formativos y curriculares comprendidos en los propósitos educativos (formulados casi siempre en el artículo nº. 1 de las leyes educativas) relativos a al pleno desarrollo de la personalidad de los alumnos como, respeto de derechos y libertades de los demás, el ejercicio de la tolerancia, el juicio moral, el ejercicio democrático, etc. Este proceder tiene, sin duda, sus efectos a corto, medio y largo plazo, difíciles de cuantificar, pero sesgados hacia una concepción de las personas excesivamente orientada a la producción futura de bienes en el mundo adulto.

En la tesis doctoral de Angulo (2013)[1] se analizaron las respuestas a cuestionarios contestados por 661 profesores de Educación Secundaria (494 de centros públicos y 167 de privados concertados) pertenecientes a 40 Institutos Públicos y 12 colegios concertados, ubicados en todas las provincias de la  Comunidad Autónoma de Castilla y León, para relacionar el Clima Laboral del profesorado (CL) con la edad, el sexo, la experiencia docente, el tipo de centro, la ubicación del centro, el número de alumnos, y el rendimiento del alumnado de 3º de ESO en Matemáticas y Lengua Española a través de las notas de fin de curso correspondientes a todo el alumnado de ese nivel en el conjunto de los 52 centros participantes. Las variables de CL estudiadas fueron, Apoyo de la dirección, Autonomía, Cohesión, Comodidad, Implicación, Organización y Claridad e Innovación.
Resumiendo la investigación, los aspectos más relevantes referidos a la percepción del clima laboral por parte del profesorado fueron:
·         El profesorado de los centros públicos percibe más autonomía, menos presión y menos control que el de los centros privados.
·         El profesorado de los centros privados percibe más implicación y organización que el de los centros públicos.
·         La cohesión, el apoyo de la dirección, la claridad, la innovación y la comodidad, son percibidas de manera parecida en públicos y privados.
·         Los centros rurales presentan mayor cohesión y apoyo de la dirección, y menor presión y control que los centros urbanos.
·         El profesorado de menor edad percibe más implicación, cohesión y control que los profesores de más edad. Estas diferencias son significativas en los centros públicos pero no en los privados.
·         El conocimiento de episodios de violencia física o verbal grave entre alumnado o del alumnado hacia el profesorado, influye de forma determinante en la valoración del clima: menor conocimiento declarado se corresponde con mayor valoración, y viceversa. Esto sucede de manera parecida en los centros públicos y privados.
·         El sexo del profesorado, la experiencia profesional, el tamaño del centro y el rango de población donde se ubica, no provocan diferencias significativas en la apreciación del “clima”.
En lo que se refiere a la relación existente entre la percepción del CL por parte de los profesores y las notas obtenidas por los alumnos de 3º de ESO en Matemáticas y Lengua Española las apreciaciones fueron que:
·         La variable implicación es la que destaca en la relación con el rendimiento en las dos materias analizadas.
·         También el conjunto, el total de puntuaciones de las distintas dimensiones que componen la escala de CL presenta relación positiva y significativa con las notas en Matemáticas y Lengua Española, aunque en un grado menor.
·         La dimensión presión, mantiene una correlación significativa con rendimiento en Lengua.
·          La dimensión organización presenta una correlación significativa con rendimiento en Matemáticas. Esto significa que puntuaciones superiores en organización se corresponden con mejores puntuaciones en Matemáticas. Y esto pasa más en los centros privados.
·         No aparece en esta investigación ninguna correlación significativa entre la dimensión apoyo de la dirección y el “rendimiento”.
Aunque con escaso valor numérico (no fue cifra significativa), sorprende la relación negativa existente entre autonomía  y rendimiento en ambas materias. ¿Querría significar este dato que a mayor percepción de autonomía por parte del profesorado existiría una tendencia a peores calificaciones en el rendimiento del alumnado?
Si tenemos en cuenta que el profesorado de los centros públicos es el que manifiesta percibir más autonomía y, a su vez, es el que pone notas más bajas, podríamos aventurar que alguna conexión hay entre ambos resultados, siempre teniendo presente que al ser escasa la magnitud de la correlación, la variación común es mínima y no debemos darle excesivo relieve.
Otras investigaciones menos prolijas que abundan en la relación CL y Rendimiento del Alumnado son:
Rodríguez (2012)[2] en una investigación cualitativa en que participaron 58 profesores de idiomas extranjeros concluye que los enseñantes se definen como guías de aprendizaje, y el eje fundamental de sus creencias gira en torno a la generación de un clima agradable y de confianza en el aula.
Killion (2015)[3] señala que la actitud colaborativa entre profesores, trabajo en equipo, consigue mejoras individuales y colectivas para ellos y mayores logros para los alumnos.
Honingh y Hooge (2014)[4] realizaron una investigación en la que participaron 343 escuelas de Primaria y 271 de Secundaria, en Holanda. Encontraron que la colaboración del profesorado de Primaria y Secundaria estaba influida por la percepción del apoyo de la dirección.
Powell, Powell, A. y Petrosko (2015)[5] pudieron comprobar la relación inversa existente entre clima organizacional y conductas incívicas y acoso escolar entre los estudiantes.
Blackwell, Snyder y Mavriplis (2009)[6] comprobaron mejores rendimientos en estudiantes de minorías étnicas de una universidad cuando percibieron, a través de una encuesta de clima, trato justo por parte de sus profesoras.
Un trabajo desarrollado por MacNeil, Prater y Busch (2009)[7] en centros de Educación Secundaria de Texas, utilizando el Organizational Health Inventory, mostró que los estudiantes de escuelas con ambiente de aprendizaje saludable conseguían mejores resultados.
En el informe PISA 2015[8] (Volumen II, p. 90), se hace referencia al “clima disciplinario”, a partir de lo que informan los estudiantes examinados, y su relación con los resultados en Ciencias, llegando a la conclusión de que, en general, el rendimiento  es mejor en los centros avanzados y privados que en los que son públicos y se encuentran en situación de desventaja y no hay diferencias en la comparación urbanos y rurales. Todo ello con algunas salvedades para algunos países. Bien, pues esto ya lo decían otras investigaciones de las que hemos dado cuenta en otros artículos y, volvemos a insistir en que este hecho es consecuencia del tipo de población que se escolariza en determinados centros situados en entornos desfavorecidos y de la visible o invisible selección que se produce en muchos centros privados.
En este mismo informe se relata, a partir de la información aportada por la dirección de los centros, que cuando los informes apuntan a la existencia de un alto grado de problemática estudiantil (absentismo, falta de respeto a profesores, acoso a otros compañeros, alcohol, drogas, etc.) y a la vez abundan conductas poco pedagógicas del profesorado (absentismo, despreocupación por las necesidades personales del alumnado, resistencia al cambio, formación insuficiente, exigencia exagerada, etc.), el rendimiento en Ciencias es menor, estadísticamente, en el conjunto del centro, auqneu se dan grandes diferencias entre países. Al igual que se apuntaba en el párrafo precedente parece lógico que así ocurra y en mayor medida en centros públicos y en desventaja social, aspectos ya largamente comprobados en otras investigaciones desde hace largo tiempo.       
Aunque como ya se dijo anteriormente la investigación en este ámbito adolece de rigor en numerosas ocasiones, lo cierto es que existen numerosos estudios que atestiguan que la relación entre CL y rendimiento de los estudiantes es una realidad, si bien no puede decirse que esa relación sea de “causa-efecto”. Por otro lado, cuando se pregunta a personas no profesionales del mundo educativo qué cree que es más favorable para un mejor aprovechamiento del alumnado, la mayoría, sin dudar manifiesta que un “clima” positivo del profesorado porque es más coherente y motivador que el caso contrario.
Los próximos artículos girarán alrededor de la “Cultura Organizacional”.



[1] Angulo, J. A. (2013). Cultura Organizacional, Clima y Liderazgo en Organizaciones Educativas. Tesis doctoral. Universidad de Valladolid (España).
[2] Rodríguez, Mª. N. (2012). La mirada del profesorado. Reflexión sobre su actividad docente. Actitudes hacia los alumnos y actividades en el aula. Revista Iberoamericana de Educación, mayo-agosto 2012.
[3] Killion, J. (2015). High-Quality Collaboration Benefits Teachers and Student. Lessons from Research. Journal of Staff Development, v. 36, n. 5, pp. 62-64.
[4] Honingh, M. y Hooge, E. (2014). The effect of school-leader support and participation in decision making on teacher collaboration in Dutch primary and secondary schools. Educational management Administration & Leadership.
[5] Powell, J. E.; Powell, A. L. y Petrosko, J. M. (2015). School Climate as a Predictor of Incivility and Bullying among Public School Employees: A Multilevel Analysis. Journal of School Violence, v. 14 n. 2 pp. 217-244.
[6] Blackwell, L. V, Snyder, L. A. y Mavriplis, C. (2009). Diverse faculty in STEM fields: Attitudes, performance, and fair treatment. Journal of Diversity in Higher Education, Vol. 2(4), pp. 195-205.
[7] Macneil, A. J., Prater, D. L. y  Busch, S.  (2009). The Effects of School Culture and Climate on Student Achievement. International Journal of Leadership in Education, vol. 12 nº. 1, pp.  73-84.
[8] OECD (2016), PISA 2015 Results (Volume II): Policies and Practices for Succesful Schools, PISA, OECD Publishing, Paris.

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