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lunes, 12 de marzo de 2018

CULTURA ORGANIZACIONAL EN CENTROS EDUCATIVOS (II)



Relación cultura y rendimiento
Partiendo de la definición de “cultura organizativa” en el ámbito educativo del ya citado en el artículo anterior, estudioso español López (2005:123)[1]la estructura social, históricamente construida de creencias, valores, normas y modos de ver el mundo y de actuar en él, que identifica a los miembros de la organización o a una parte de ellos, cabría incluir en ella algunos aspectos como, prácticas docentes,  evaluación, tanto del alumnado como del profesorado,  organización del aprendizaje,  liderazgo, programas profesionales, además de otras dimensiones ya citadas en el artículo anterior como las relaciones internas y externas, la comunicación, la participación, la confianza, el compromiso, el reconocimiento, etc.
Dejaré a un lado para posteriores artículos todo lo relacionado con el liderazgo, ya que esta rúbrica tiene por sí sola suficiente entidad para considerarla de manera exenta, además de adscrita a la categoría de “cultura organizacional”, y a la vez intentaré evitar la reiteración de argumentos, dada la existencia de riesgo de que así suceda en razón de que una buena parte de las dimensiones comprendidas bajo ambos títulos se solapan.

Una buena parte de las investigaciones relativas a “cultura organizacional” se centran en determinar las condiciones necesarias para que se produzca el cambio innovador en los centros y perdure. En general, se detallan como más importantes las siguientes: a) Equipo directivo dinámico que apoye profesional y administrativamente las iniciativas del profesorado; b) Existencia de un grupo de docentes cohesionado y estable, que  sepa trabajar en equipo y que comparta esta cultura profesional; c) Que se respire un buen clima en el centro educativo. En este sentido pueden citarse los trabajos de Sánchez y Murillo (2010)[2] y López, Sánchez y Altopiedi (2011)[3].
En conexión con el párrafo anterior merece citarse el estudio de Marcelo, Mayor y Gallego (2010)[4], en el que utilizando un cuestionario de 49 ítems, enviado a los protagonistas de 3682 proyectos de innovación en centros de 17 Comunidades Autónomas españolas, consiguieron respuesta de 933, es decir un 25%, de los cuales fueron públicos 84 % y, de ellos, 43 % de Educación Secundaria, obtuvieron como conclusiones: a) Los equipos directivos se implican en los proyectos; b) Su duración es de uno o dos cursos; c) Suelen participar alrededor de 10 profesores; y d) Provocan cambios en los centros.
En todo caso aquí se hará especialmente referencia a la relación entre “cultura” globalmente considerada o algunas de sus dimensiones en particular, con el rendimiento del alumnado, de acuerdo con algunas de las investigaciones publicadas en los últimos años.
Conviene advertir que en un terreno resbaladizo como este, es preciso tomar con cautela los resultados, en razón de que, por un lado, participan muchas variables entre las que existen grandes dificultades para establecer su independencia e influencia y, por otro, en muchas ocasiones solamente se estudia una parte de las posibles o, incluso, una sola dimensión entre todas las potenciales intervinientes. A modo de ejemplo, en muchos centros coexisten diferentes subculturas (Fernández, 2002)[5] que al realizar análisis estadísticos quedan encubiertas en las medidas de tendencia central y correlacional, proporcionando una imagen poco aclaratoria de lo que ocurre exactamen, aunque en determinados casos se intenta descifrar los resultados poniendo más intensidad en la investigación cualitativa.
Y comenzamos por el toque de atención de un gran estudioso del tema, Leithwood (2007)[6], que advierte de los riesgos de un exceso de presión sobre las escuelas y profesores para mejorar el rendimiento del alumnado (cita el programa No Child Behind Act of 2001 de USA)[7] y opina que los profesores ya están muy comprometidos y que lo importante es procurar que no se erosione su motivación y compromiso. Cita las siete condiciones que según él deben abordar las escuelas para mejorar: misión y metas claras, estructura y organización, recogida de información y procesos de reflexión-acción, políticas y procedimientos, relación con la comunidad y liderazgo.
Los estudios concretos relacionados con el rendimiento se van a agrupar bajo los epígrafes siguientes:
1.   Tesis doctoral del autor de este blog, Cultura Organizacional, Clima y Liderazgo en Centros Educativos.
2.      Efectos del compromiso de la escuela y de la interacción social del profesor.
3.      Informe PISA y estrategias docentes.
4.      Centros eficaces e ineficaces.
5.      Relaciones profesores y administradores.
6.   Efectos diferentes de iguales estrategias docentes en alumnado con mayor y menor facilidad para el aprendizaje.
7.   Percepción de oportunidades de desarrollo profesional del profesorado y eficacia en el compromiso de los estudiantes.  
En los siguientes artículos se desarrollan los distintos apartados.



[1] López, J.  (2005).  El análisis de las organizaciones educativas desde una perspectiva compleja.  En M. A. Santos Guerra (Coord.), Escuelas para la democracia. Cultura, organización y dirección de instituciones educativas,  (pp. 109-127). Santander: Consejería de Educación del Gobierno de  Cantabria.
[2] Sánchez, M. y  Murillo, P.  (2010).  Innovación educativa en España  desde la perspectiva de grupos de     discusión. Profesorado. Revista  de curriculum y formación del profesorado, Vol. 14, nº. 1. http://www.ugr.es local/recfpro
[3] López, J., Sánchez, M. y Altopiedi, M. (2011). Comunidades profesionales de práctica que logran sostener procesos de mejora institucionales en las escuelas. Revista de Educación. Ministerio de Educación, nº. 356, pp. 109-131.
[4] Marcelo, C., Mayor. C. y Gallego, B. (2010).  Innovación educativa en España desde el punto de vista
de sus protagonistas.  Profesorado. Revista De curriculum y formación del profesorado, Vol. 14, nº. 1,
http://www.ugr.es /local/recfpro.
[5] Fernández, J. M. (2002).  Cultura de la Organización y centro educativo. Tesis doctoral: Universidad
Complutense de Madrid, España.
[6] Leithwood, K. (2007). Organizational conditions that  enhance teaching and learning.  En W. D.
 Hawley, (Ed) y D. L. Rollie (Ed), The keys to effective schools: Education reform as continuous
improvement (2nd ed.), (pp. 139-152). Thousand Oaks, CA, US: Corwin Press; Washington, DC, US:
 National Education Association, xxvii, pp. 215.
[7] U. S. Department of Education (2001). A guide to Education and No Child Left Behind. https://www2.ed.gov/nclb/overview/intro/guide/index.html

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