Relación
cultura y rendimiento
Partiendo de la definición de “cultura
organizativa” en el ámbito educativo del ya citado en el artículo anterior,
estudioso español López (2005:123)[1] … la estructura social, históricamente
construida de creencias, valores, normas y modos de ver el mundo y de actuar en
él, que identifica a los miembros de la organización o a una parte de ellos,
cabría incluir en ella algunos aspectos como, prácticas docentes, evaluación, tanto del alumnado como del
profesorado, organización del
aprendizaje, liderazgo, programas
profesionales, además de otras dimensiones ya citadas en el artículo anterior
como las relaciones internas y externas, la comunicación, la participación, la
confianza, el compromiso, el reconocimiento, etc.
Dejaré a un lado para posteriores
artículos todo lo relacionado con el liderazgo, ya que esta rúbrica tiene por
sí sola suficiente entidad para considerarla de manera exenta, además de
adscrita a la categoría de “cultura organizacional”, y a la vez intentaré evitar
la reiteración de argumentos, dada la existencia de riesgo de que así suceda en
razón de que una buena parte de las dimensiones comprendidas bajo ambos títulos
se solapan.
Una buena parte de las investigaciones
relativas a “cultura organizacional” se centran en determinar las condiciones
necesarias para que se produzca el cambio innovador en los centros y perdure.
En general, se detallan como más importantes las siguientes: a) Equipo directivo
dinámico que apoye profesional y administrativamente las iniciativas del
profesorado; b) Existencia de un grupo de docentes cohesionado y estable,
que sepa trabajar en equipo y que
comparta esta cultura profesional; c) Que se respire un buen clima en el centro
educativo. En este sentido pueden citarse los trabajos de Sánchez y Murillo
(2010)[2] y López,
Sánchez y Altopiedi (2011)[3].
En
conexión con el párrafo anterior merece citarse el estudio de Marcelo, Mayor y
Gallego (2010)[4],
en el que utilizando un cuestionario de 49 ítems, enviado a los protagonistas
de 3682 proyectos de innovación en centros de 17 Comunidades Autónomas
españolas, consiguieron respuesta de 933, es decir un 25%, de los cuales fueron
públicos 84 % y, de ellos, 43 % de Educación Secundaria, obtuvieron como
conclusiones: a) Los equipos directivos se implican en los proyectos; b) Su
duración es de uno o dos cursos; c) Suelen participar alrededor de 10
profesores; y d) Provocan cambios en los centros.
En todo caso aquí se hará especialmente referencia
a la relación entre “cultura” globalmente considerada o algunas de sus
dimensiones en particular, con el rendimiento del alumnado, de acuerdo con
algunas de las investigaciones publicadas en los últimos años.
Conviene advertir que en un terreno
resbaladizo como este, es preciso tomar con cautela los resultados, en razón de
que, por un lado, participan muchas variables entre las que existen grandes
dificultades para establecer su independencia e influencia y, por otro, en
muchas ocasiones solamente se estudia una parte de las posibles o, incluso, una
sola dimensión entre todas las potenciales intervinientes. A modo de ejemplo,
en muchos centros coexisten diferentes subculturas (Fernández, 2002)[5] que
al realizar análisis estadísticos quedan encubiertas en las medidas de
tendencia central y correlacional, proporcionando una imagen poco aclaratoria
de lo que ocurre exactamen, aunque en determinados casos se intenta descifrar
los resultados poniendo más intensidad en la investigación cualitativa.
Y comenzamos por
el toque de atención de un gran estudioso del tema, Leithwood (2007)[6], que
advierte de los riesgos de un exceso de presión sobre las escuelas y profesores
para mejorar el rendimiento del alumnado (cita el programa No Child Behind Act of 2001 de USA)[7] y opina que los profesores ya están muy
comprometidos y que lo importante es procurar que no se erosione su motivación
y compromiso. Cita las siete condiciones que según él deben abordar las
escuelas para mejorar: misión y metas claras, estructura y organización,
recogida de información y procesos de reflexión-acción, políticas y
procedimientos, relación con la comunidad y liderazgo.
Los estudios concretos relacionados con
el rendimiento se van a agrupar bajo los epígrafes siguientes:
1. Tesis doctoral del autor de este blog, Cultura Organizacional, Clima y Liderazgo en
Centros Educativos.
2.
Efectos del compromiso de la escuela y de
la interacción social del profesor.
3.
Informe PISA y estrategias docentes.
4.
Centros eficaces e ineficaces.
5.
Relaciones profesores y administradores.
6. Efectos diferentes de iguales
estrategias docentes en alumnado con mayor y menor facilidad para el
aprendizaje.
7. Percepción de oportunidades de
desarrollo profesional del profesorado y eficacia en el compromiso de los
estudiantes.
En
los siguientes artículos se desarrollan los distintos apartados.
[1] López, J. (2005).
El análisis de las
organizaciones educativas desde una perspectiva compleja. En M. A. Santos
Guerra (Coord.), Escuelas para la
democracia. Cultura, organización y dirección de instituciones educativas, (pp.
109-127). Santander: Consejería de Educación del Gobierno de Cantabria.
[2] Sánchez, M. y Murillo, P.
(2010). Innovación educativa en España
desde la perspectiva de grupos de discusión. Profesorado. Revista de curriculum y formación del profesorado, Vol.
14, nº. 1. http://www.ugr.es local/recfpro
[3] López, J., Sánchez, M. y
Altopiedi, M. (2011). Comunidades profesionales de práctica que logran sostener
procesos de mejora institucionales en las escuelas. Revista de Educación. Ministerio de Educación, nº. 356, pp.
109-131.
[4]
Marcelo,
C., Mayor. C. y Gallego, B. (2010).
Innovación educativa en España desde el punto de vista
de
sus protagonistas. Profesorado. Revista De curriculum y formación del profesorado, Vol.
14, nº. 1,
[5] Fernández, J.
M. (2002). Cultura de la Organización y centro educativo. Tesis doctoral: Universidad
Complutense de Madrid, España.
Hawley, (Ed) y D. L. Rollie (Ed),
The keys to effective schools: Education
reform as continuous
improvement (2nd ed.), (pp. 139-152). Thousand Oaks, CA, US: Corwin Press; Washington, DC, US:
National Education Association,
xxvii, pp. 215.
[7]
U. S. Department of Education (2001). A
guide to Education and No Child Left Behind.
https://www2.ed.gov/nclb/overview/intro/guide/index.html
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