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lunes, 28 de noviembre de 2016

CLIMA LABORAL DEL PROFESORADO (II)

CLIMA LABORAL DEL PROFESORADO Y RENDIMIENTO DE LOS ALUMNOS
En el artículo anterior pudimos apreciar, a juzgar por la opinión de diferentes expertos, cierta liquidez e inconsistencia del “constructo” clima laboral. A pesar de ello queremos proceder a presentar, con todas las cautelas del mundo, los resultados de varias investigaciones que relacionan clima con rendimiento del alumnado, aunque no se haya podido demostrar claramente una relación de causalidad entre ambas variables.
Insistimos nuevamente en que existe la tendencia generalizada de considerar rendimiento a los resultados de exámenes escritos en áreas o materias que permiten cuantificar los resultados con facilidad (Matemáticas, Ciencias Naturales, Lengua, etc.), olvidando aquellos otros aspectos formativos y curriculares comprendidos en los propósitos educativos (formulados casi siempre en el artículo nº. 1 de las leyes educativas) relativos a al pleno desarrollo de la personalidad de los alumnos como, respeto de derechos y libertades de los demás, el ejercicio de la tolerancia, el juicio moral, el ejercicio democrático, etc. Este proceder tiene, sin duda, sus efectos a corto, medio y largo plazo, difíciles de cuantificar, pero sesgados hacia una concepción de las personas excesivamente orientada a la producción futura de bienes en el mundo adulto.

viernes, 18 de noviembre de 2016

EL CLIMA LABORAL DEL PROFESORADO (I)


INTRODUCCIÓN
La mayoría de los estudiosos consideran a K. Lewin (1988)[1] y su concepto de “campo” como el inventor del término clima laboral. Este constructo, llamado en otras ocasiones “clima organizacional”, a veces “ambiente laboral”, y muchas otras simplemente “clima”, es un concepto controvertido  por la falta de consistencia de los resultados de las distintas investigaciones realizadas, unas veces por ser contradictorios, otras por adolecer de distintos sesgos y otras por la imposibilidad de generalización a partir de las condiciones en las que se ha experimentado.
         Las definiciones más aceptadas se basan en la de Rousseau (1988:140)[2] “descripciones individuales del contexto social del trabajo del que forma parte la persona”.

jueves, 3 de noviembre de 2016

SATISFACCIÓN LABORAL DEL PROFESORADO Y RENDIMIENTO DE LOS ALUMNOS (II)


En el artículo anterior se exponía el resultado de una investigación que ponía en relación directa la Satisfacción Laboral del Profesorado (SLP) con el rendimiento en Matemáticas y Lengua Española del alumnado de 3º de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) de distintos institutos y colegios privados concertados de la Comunidad Autónoma de Castilla y León (España). Esta relación aparecía entre baja y moderada, con diversos matices relativos a edad y experiencia del profesorado y a la influencia de unas u otras dimensiones del constructo SLP.
  Ahora bien, la mayor parte de los estudios sobre SLP se refieren a resultados de cuestionarios sobre la salud de los profesionales y no abordan la relación directa con los logros del alumnado, pero podrían suponer indicios de que  cuando  los profesores se encuentran laboralmente insatisfechos, tienen más problemas de salud y como consecuencia su rendimiento y el de sus alumnos es menor. En sentido inverso, se podría presuponer que la satisfacción laboral promueve mejores logros de los estudiantes.

martes, 25 de octubre de 2016

SATISFACCIÓN LABORAL DEL PROFESORADO Y RENDIMIENTO DE LOS ALUMNOS (I)


La satisfacción laboral ha sido y es un anhelo de los trabajadores en el seno de las organizaciones y fueron los movimientos obreros organizados los que consiguieron un gran avance en este sentido entre mediados del siglo XIX y mediados del siglo XX (Hobsbaum (1998)[1].
Aunque no existe una definición unánimemente aceptada del concepto “satisfacción laboral”, las facetas más mencionadas tienen que ver, con el contenido del trabajo, con el salario y con las condiciones (horarios, descansos, ambiente, etc.); en definitiva, tiene que ver con cómo se sienten los trabajadores en relación con su trabajo y el grado en que les gusta (Anaya y Suárez, 2007[2]) y se da por supuesto que la satisfacción laboral de las personas afecta a su salud, a su rendimiento, al cumplimiento de los objetivos de la organización y a su reputación.
La investigación que relaciona directamente satisfacción laboral y rendimiento del alumnado en los centros educativos es escasa, como veremos más adelante, por consiguiente, la mayor parte de las conclusiones obtenidas en este sentido, son deducciones indirectas derivadas de la creencia de que cuando  los profesores se encuentran laboralmente insatisfechos, tienen más problemas de salud y como consecuencia su rendimiento y el de sus alumnos es menor. En sentido inverso, se presupone que la satisfacción laboral promueve mejores logros de los estudiantes.

martes, 12 de julio de 2016

INFLUENCIA DE LA RELACIÓN PROFESOR-ALUMNO EN EL RENDIMIENTO


Es un tema tocado tangencialmente en otros artículos. En este queremos mostrar evidencias concretas obtenidas de distintas investigaciones.
El saber popular anda dividido respecto al mejor modo en que la forma de relacionarse del profesorado con el alumnado puede contribuir a un mayor y mejor aprendizaje. Extrapolando un poco, unos piensan que el profesor tiene que ser fundamentalmente exigente, sancionador y marcar distancia personal con el alumno, otros creen que el profesor accesible, comprensivo y empático es el que consigue más motivación y éxito de sus pupilos. Evidentemente, se trata de una línea continua donde, entre los extremos, se encuentra una zona más neutral, aunque con cierto sesgo en uno u otro sentido.
Mi experiencia personal como discente es que cuando más motivado me he sentido y más he ampliado mi conocimiento, incluso en la edad adulta, ha sido cuando mis maestros han estado fundamentalmente posicionados en el lado de los accesibles, comprensivos y empáticos. Estas características no están reñidas con la exigencia proporcionada correspondiente y el mantenimiento del clima de respeto mutuo.

jueves, 9 de junio de 2016

LOS BUENOS PROFESORES NO NACEN, SE HACEN


En el periódico “The Economist” de hoy, versión internet, se publica el artículo que sigue referido a la importancia de la buena formación del profesorado para un buen aprendizaje del alumnado. Es verdad que hace referencia a una investigación realizada en Estados Unidos y no dice cuál es, un fallo, pero es sabido que lo que se dice, en términos generales, está admitido en el ámbito profesional y también social,"los buenos profesores no nacen, se hacen". No es una novedad, lo traigo aquí como muestra de que las preocupaciones por la mejora de la "educación" están en todas partes. Quien tenga dificultades con el inglés, que aplique el "traductor" y conseguirá enterarse. Disculpen los lectores esta entrada imprevista. Gracias.

HOW TO MAKE A GOOD TEACHER
What matters in schools is teachers. Fortunately, teaching can be taught.

Jun 11th 2016 | From the print edition
Timekeeper
FORGET smart uniforms and small classes. The secret to stellar grades and thriving students is teachers. One American study found that in a single year’s teaching the top 10% of teachers impart three times as much learning to their pupils as the worst 10% do. Another suggests that, if black pupils were taught by the best quarter of teachers, the gap between their achievement and that of white pupils would disappear.

lunes, 9 de mayo de 2016

ACTITUDES DEL PROFESORADO Y EVALUACIÓN DEL ALUMNADO



Como un matiz del efecto Pigmalión, del que se daba cuenta en el artículo anterior, se encuentra su extensión, efecto de halo, hacia otro aspecto del rendimiento escolar como es la evaluación del alumnado. Sin ánimo de generalizar, relativizando siempre los resultados estadísticos obtenidos de cuestionarios al respecto, cuando se pregunta al profesorado por los procedimientos utilizados para evaluar al alumnado, mayoritaria y principalmente responde “a través de los exámenes”, en consonancia con lo observado por muchos autores, entre ellos Zaragoza (2003)[1] que en palabras textuales manifiesta, Hay que hacer notar la absoluta preponderancia, en la praxis evaluativa que se lleva a cabo en nuestros centros docentes, de las pruebas de papel y lápiz, entendidas como aquellas en las que el alumno tiene que contestar por escrito las cuestiones que señala el profesor.
Nada que objetar a la existencia de exámenes, pero, por un lado, la normativa vigente exacerba su uso hasta límites poco justificables, a imitación de los paradigmas educativos anglosajones de orientación neoliberal, y por otro, la mayoría de exámenes, sean reválidas para todo el territorio, o los diseñados por cada profesor en su materia (quincenales, mensuales, trimestrales o finales) tienen, por lo general, un formato único para todo tipo de alumnos, que finalmente determina una notación, cada vez más numérica y menos cualitativa, de la que se da cuenta al alumno, a su familia o a ambos.

miércoles, 13 de abril de 2016

ACTITUDES DEL PROFESORADO Y RENDIMIENTO. III. La profecía autocumplida

El efecto Pigmalión en la escuela

Cuando lo que alguien espera de otro, termina por cumplirse, ese es en esencia el significado de la profecía autocumplida. Quizás más conocido como efecto Pigmalión (en referencia al mito griego del mismo nombre), se empezó a utilizar en Psicología Social a partir de una investigación realizada en el ámbito educativo de Estados Unidos por Rosenthal y Jacobson en el año 1964, cuyos resultados se dieron a conocer en 1968, estando disponible ahora en lengua inglesa en edición de 1992[1], traduciéndose y editándose  por primera vez al español en 1980[2].
Tal investigación, diseñada con el objetivo de comprobar si la influencia de las expectativas favorables de los profesores, por sí mismas, inducían un aumento significativo en el rendimiento de los alumnos, consistió básicamente en un experimento en el que se pasó un test de inteligencia a todos los alumnos de una escuela, cuyos resultados se comunicaron a los profesores de manera aleatoria, es decir, la información no correspondía al resultado real de cada alumno, a la vez que se les aseguró que aquellos alumnos con mejores resultados en el test mejorarían significativamente en los meses siguientes. El test se repitió a los seis meses y a los dos años. El resultado final fue que el conjunto de alumnos mejoró, pero el 47 % de los que se atribuyó buenos resultados (al azar) mejoraron 20 puntos de CI, mientras que del grupo de alumnos a los que no se atribuían buenos resultados solo el 19 % mejoraron 20 puntos.

sábado, 2 de abril de 2016

ACTITUDES DEL PROFESORADO Y RENDIMIENTO. II. Algunas cautelas


Puntualizaciones generales
Como decía en el artículo anterior, las actitudes no nacen ya conformadas por una herencia genética, aunque puedan estar afectadas por ella, sino que aparecen a la vez que el organismo se desarrolla en toda su amplitud en la interacción con el medio y, a mi juicio, este medio (todo lo que rodea a una persona: familia, escuela, territorio, cultura, medios de comunicación, economía, políticas, etc.) determina fuertemente la aparición de unas u otras actitudes y su grado de intensidad.
En definitiva, herencia y medio contribuyen, como es sabido desde hace mucho tiempo, a establecer en la mente, a lo largo del desarrollo personal, el conjunto de ideas y sus interrelaciones, que desde el punto de vista evolutivo y biológico se localizan fundamentalmente en el “neo-córtex”,  conforman lo que denominamos sencillamente esquemas mentales o pensamiento, que a su vez subyace a la formación y expresión de las actitudes. 
Finalmente, aunque el sistema nervioso es uno, debemos tener presente que los aspectos emocionales de la mente, los sentimientos, son también determinantes de las actitudes. Las emociones, que tienen su asiento biológico en el  llamado “cerebro antiguo”, impulsan las acciones de las personas, eso sí, estas predisposiciones se encuentran adaptadas a la cultura en que cada ser humano se halla inmerso. Desde esta perspectiva, emociones como, alegría, tristeza, enfado, miedo, amor, odio, sorpresa, vergüenza, etc., por señalar algunas citadas por Daniel Goleman en su libro “Inteligencia Emocional”, concurrirían junto al pensamiento a suscitar o promover determinadas actitudes.

jueves, 10 de marzo de 2016

ACTITUDES DEL PROFESORADO Y RENDIMIENTO. 1. Introduccción


1.       Introducción
Después de dos meses de ausencia, por distintas circunstancias, retomo la tarea que, a lo largo de varios artículos, intentará afrontar el espinoso tema de la relación entre actitudes del profesorado y rendimiento académico de los estudiantes no universitarios.
A continuación se exponen en unas pocas líneas algunos rasgos definitorios de las actitudes, para aclarar de qué estamos hablando, aunque sin entrar en profundidad.
El concepto actitud lo define la Real Academia de Lengua, en su segunda acepción, como disposición de ánimo manifestada de algún modo. Desde esta perspectiva podría decirse que cualquier manifestación a favor o en contra de un objeto, persona, grupo, idea, etc., presupone una actitud.
Desde el punto de vista de la Psicología Social (este tópico se ha estudiado intensamente desde principios del siglo pasado) suele decirse algo parecido con algunos matices. Así, para Jean Stoetzel[1], la actitud designa la manera según la cual una persona se sitúa con relación a un objeto de valor; siendo ese objeto tan variado como se apuntaba en el párrafo anterior. Distintos autores como David Krech y otros[2] amplían el campo y apuntan hacia aquello que determina las actitudes: los conocimientos, los sentimientos y las tendencias reactivas de las personas.